Fuéra por hecharte de menos, fuéra por olvidar sin dolor
amor quinceañero en el aire
ciudad de eterna pubertad
¿Haz visto el cielo últimamente Martín?
En veces escucho tu voz por los rincones de la ciudad
el metro se la lleva a chingar su madre
y te olvido para siempre.
Allá por Aztlán, casi en el Topo.
Y no puedo ir a los cerros porque no tengo varo, no puedo acompañarte. Ya no es como antes Martín
chingado.
Te veo desde mi azotea en Apodaca entre dos antenas y no te alcanzo.
Solo escucho el 134 en la mañana. Me emputa buscarte por todos lados.
Nada de nada.
Fuéra lejano el abuso de tu nombre
violación o desencanto
Raquél, tú nunca quisiste un trío con el compadre y eso me dolió un chingo.
YO
aunque no lo creas y digas que no me pase de verga y mal poeta romantico chafón, al chile siempre que miraba el cielo y llovía me recordaba a tu cuerpo sudado. Y tambien lloro Raquél, lloro un chingo aunque no lo creas, así como tus pinches telenovelas: Corona de espinas sobre largrimas con sangre y mocos en el rancho.
Y pues si dices que me escuchas en todas partes, que me buscas y todo el pedo, aquí estoy, chingao no se a quien le estuviste hablando todo el rato este.
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