De un rincón nació el miedo a las persianas
queriendo volver en vida a las reflejantes ventanas.
De un pellizco se atasco mi lengua en tus entrañas,
de un silbido se rompió el himen de la nada.
Ahora que se acerca el velo de tus senos
cresta ríspida de tu cuerpo en movimiento.
Ahora que se acerca el celo del deseo,
vaho incierto de tu cauteloso fuego.
Ahora que se embellece la vida en tu color.
Ahora que tu piel es insípida en sabor.
Ahora que creo en lo que digo.
¡No, mentira!, maldita falsedad.
No contengo tu color,
tu piel no es azul ni insípida en sabor .
¿Que pienso mientras digo?
¿Que mantengo mientras pienso?
¡Es que estoy sin estarlo!
sin salida en mi cuarto descaro.
No mantengo mi mirada ni a un árbol secando.
No mantengo mis ojos levantados en alto.
No mantengo mi cerco ni a las orillas del mar.
¡Es la ventisca!, maldita falsedad.
La que golpea mis ventanas a las orillas del mar.
queriendo volver en vida a las reflejantes ventanas.
De un pellizco se atasco mi lengua en tus entrañas,
de un silbido se rompió el himen de la nada.
Ahora que se acerca el velo de tus senos
cresta ríspida de tu cuerpo en movimiento.
Ahora que se acerca el celo del deseo,
vaho incierto de tu cauteloso fuego.
Ahora que se embellece la vida en tu color.
Ahora que tu piel es insípida en sabor.
Ahora que creo en lo que digo.
¡No, mentira!, maldita falsedad.
No contengo tu color,
tu piel no es azul ni insípida en sabor .
¿Que pienso mientras digo?
¿Que mantengo mientras pienso?
¡Es que estoy sin estarlo!
sin salida en mi cuarto descaro.
No mantengo mi mirada ni a un árbol secando.
No mantengo mis ojos levantados en alto.
No mantengo mi cerco ni a las orillas del mar.
¡Es la ventisca!, maldita falsedad.
La que golpea mis ventanas a las orillas del mar.
¡Es la ventisca!, maldita falsedad.
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