En las artes y las peripecias, los polos se distraen en el cielo, los géneros y las costumbres caminan sin cabeza y las banquetas por las que vivimos se convierten en destrezas.
En el ambiente del hombre, la amiba de la paz construye una fortaleza, los pinos como ciudadanos cuidamos del mar y los pescados como pescadores ambientan la selva.
El mundo está vuelto atrás, al derecho y al revés como una hoja de papel recién sacada del azar.
La flor de azahar y el santo del arrabal son ahora nuestros músculos vueltos otra vez echados hacia atrás.
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