No puedo describir, ni como, ni cuando, ni donde, ni porque te conoci, solo supe que eras tu la causa por la que vivo, en un mundo vasto para vivir.
Comienza donde no puedo contar, en un dia humedo, con una ferviente luna en mi cuarto.
Estaba solo, me parecian las paredes de mi cuarto unas escaleras sin salida, un techo como suelo y un suelo como un pozo sin fondo, donde caia, caia, caia sin piedad, viendo rafagas de recuerdos, lagrimas como viento y lluvia como calor.
Honestamente no la pasaba tan bien.
Los dias pasaban lentamente, mis padres comian en el comedor con mis dos hermanos, yo a veces salia, a veces no. No comprendia, no entendia y vivia como torbellino en el cielo, revolviendo nubes, teorias y argumentos. Mis palabras las vomitaba de la piel y me inundaba placidamente en mi cama, hasta esperar el proximo atardecer para contemplarlo con mis persianas cerradas.
Como en invierno, los meses duraban mas, el frio era la deuda de mis manos al tener que pagar ese escalofrio escribiendo, realmente los dias eran largos, siempre estuve pensando en que pasaria si... en que pasaria si no..., vivia en una confusion existencial, poniendo esquemas aqui, idealizando aca.
Claramente la vida para mi era un malentendido, no sabia disfrutar de una soledad, no sabia disfrutar de un dia nublado, no sabia disfrutar cada dia, pensando que talvez
fuese el ultimo.
Mi testamento lo veia tan cerca, como a venus cuando te pones a mirar a las estrellas.
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