Los días son de mis ojos; todos los días paso donde mismo.

Tierra. Ventana. Edecán. Pemex. Oxxo. Ventana. Tierra.
Mi camino se ha hecho recurrente.

Soy nuevo donde pisó Juana la semana pasada y en la nube con la misma forma y en el mismo tipo de nudo que hizo la señora de la alameda la semana pasada a una bolsa de papas y en la cara del niño cagón que está a punto de cruzar la calle... soy nuevo en cada gesticulación repetida mil veces hasta el hartazgo.

Bueno, tampoco... exagero. Me aburro de la novedad.

¡¡Eiittt... shhhtt... quedese quieeeto Doonnn... nooo mueeva tanto sus paaatass!!.

Se que soy insoportable para el tiempo y él me ignora. 

Tendrán que ser tan nuevas las cabezeadas en el camión, los fisgoneos del chavito de secundaria a la secretaria cuarentona, ¿tendrá que ser la novedad parte de la rutina?. 

La bandera en el asta luce cansada. El viento corre y la bandera solo mueve un dedo; mi celular suena y se mueve mas que la bandera... ¿pinche celular porque suena tanto?.
Mejor me voy, este pedo esta bien denso, esa bandera se ve igualita todos los días y fines de semana.

¿Cómo puede ser tan nuevo el viento y repetirse infinitamente en mi oreja?. 

Esa bandera envejece ante mis ojos igual que yo, ¿quién podria contemplar algo sin envejecer?. ¿Qué habra contemplado ese anciano a sus 5 años para enamorarse tanto de la vida, regalarsele y jamás pedìrsela de vuelta?.

Le llegara la muerte al tiempo algún día cuando el tiempo se materialice; seré viejo entonces. Envejeceré contemplando al tiempo morir, pero primero esperare  tranquilamente sentado y en ratitos parado a que se materialice. Espero ver mi espera con la gratitud que me enseña el tiempo.

¡¡Eeeeehh... eeeeh pinche Juan!!, ¿regalame un tabaquillo no?.