Es hermoso saber que alguien cierre los ojos y que al haberlos cerrado se observe dentro de nosotros, que haya presenciado lo bello en la raíz de un árbol, aquellos que sostienen el universo entero al saber que las estrellas son los frutos de ellos.
Es hermoso ver para recordar, y después soñar en que lo visto fue la vida misma, un momento primerizo e inesperado, un segundo en un océano de tiempo eterno, cabalgante en cada camino que se trace por sí mismo y que nos lleve lejos, lejos de cualquier mundo.
Para después dejarnos permitir que todo se acerque, que todo sea casualidad, que todo sea suerte.
Para que la facilidad de una mirada, sea la irracionalidad del pensamiento.
Para que las hojas caídas en otoño, sean simples causas del destino.
Para que cada mísero pedazo de materia, regale su consentimiento.
A ti.
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