Día frio, te veia sin verte...
Llegan las luciernagas y transportan la inconciencia de mi corazon, la luz de mis entrañas, dentro muy dentro se que estas tu, como capullo reluciente, naciendo de un jardin de apariencia solitaria.
El techo servia como escape a la imaginacion, eras la creciente controladora de toda mi creatividad, de mi total cama, de mi entera purificacion y pasividad blanca.
Llegue y tu voz resono indudablemente en mi oido, era tu corazon, un sentimiento de mucha deciscion y de nada de locura, eso al menos pensaba yo.
Rapidamente me tomaste, me agarraste y me devolviste una caricia, un beso y una cachetada. Ese calor, ese calentamiento corporal, esa raiz mentolada que fumaba al tenerte.
Me pertenecia, totalmente me pertenecia, era de mi individualidad.
Tu me perteneciste desde ese dia y te llame por tu nombre, por ese nombre que es el centro del campo semantico de todo lo visto y por haber.
Tu nombre... Karla.
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